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viernes, 29 de marzo de 2013

LILITH...La primera compañera de Adán


Lilith, la primera mujer. Pensaba que podía decidir sobre su propio cuerpo, sobre su placer, sobre su sexualidad, y que tenía los mismos derechos que Adán, los mismos derechos que los hombres.


     Según la literatura hebrea, Lilith fue la primera compañera de Adán. En sumerio, la palabra "Lil" significa "Aire." El término más viejo relativo a Lilith sería la palabra sumeria "Lili" (plural "Lilitu"), que parece inferir la misma definición que nuestra palabra "espíritu". En muchas culturas antiguas, la misma palabra para "aire" o "aliento" era usada para "espirítu."

     Lilith estaba hecha con arcilla, igual que él. Era hermosa y libre. Adán y Lilith nunca encontraron la paz juntos, pues cuando él quería acostarse con ella, Lilith se negaba, considerando que la postura recostada que él exigía era ofensiva para ella. ¿Por qué he de recostarme debajo de tí? - preguntaba - Yo también fui hecha de polvo y, por consiguiente, soy tu igual".

     Lilith no obedeció la orden de sumisión que le impusieron; pensaba que era igual a su compañero, que tenía los mismos derechos que él porque habían sido creados con el mismo barro, no se sentía inferior, ni débil, ni dependiente. Era una mujer íntegra y como tal quería gozar, al igual que Adán, de la vida y de todo lo que ésta implicaba, incluidos la sexualidad y el erotismo.

  De las informaciones sobre este personaje mitológico que es Lilith podemos extraer que nos encontramos a medio camino entre el personaje bíblico y el personaje mitológico mitad monstruo, mitad espíritu. Habitada por las pasiones, la rebeldía, la tentación, la trasgresión y el deseo.
 Y también con una Lilith que se atreve a desafiar la voz dominante, discutir su propio rol y desobedecer las ordenes del Creador. Una mujer que ha abierto las puertas de lo prohibido. Actitud que la ha configurado al margen del matrimonio, contraria a los nacimientos e hijos, instigadora del deseo vedado y fomentadora de la desobediencia frente a las normas sociales.


     Cansada de que Dios no atendiera sus reivindicaciones, decidió abandonar el Paraíso, antes que someterse y renunciar a sí misma y así, abandonó volando el Paraiso con unas alas que el mismo Dios la dió (de ahí su semejanza con los súcubos). Luego tomó residencia en una cueva en las costas de Mar Rojo, donde hasta éstos dias se encuentra segun la leyenda. 



     Desde un punto de vista feminista, la no asunción del posicionamiento supeditado en el modelo de sexualidad que pretende implantar Adán, adquiere el significado de la insubordinación frente a los nuevos modelos de patriarcalidad. Lilith por ello, al desligarse de ese tipo conducta, se transforma en un ser demoníaco y perverso.

     Este tipo de metamorfosis no es una manifestación inusual o excepcional, sino que se produce con numerosas divinidades que ostentaban, ejercían o representaban antiguos derechos de las mujeres, que pasan a ser representadas por el patriarcado como animales monstruosos, dragones o serpientes a aniquilar por el hombre. Cuando por el contrario las personas de sexo femenino se adaptan y aceptan el nuevo orden de sometimiento al que las subordina el patriarcado, son categorizadas por éste como la mujer buena, la maternal y femenina. En esa ordenación patriarcal de la mujer buena sometida y la mala rebelde se produce una evolución de la mujer portavoz de si mismas, pasando del monstruo mitológico a la suegra y la mala madre.

     Ante la negativa de Lilith de regresar con Adán, Dios decidió dar una nueva compañera a su creación pues proclamo que "No es bueno que el hombre esté solo", creó a Eva a partir de una de sus costillas, y por lo tanto sumisa al hombre.

    Un ejemplo de la bipolarización mitológica entre la figura de Lilith insurgente y la Eva obediente, es el caso de las Erinias, deidades vigilantes del clan materno, que serán llamadas Euménides (bienhechoras) cuando acceden a las normas  patriarcales, y como Furias cuando reclaman el derecho maternal.

    En torno a la destacada visión que se ofrece de Lilith como destructora de niños, por un lado representa el simbolismo de la negativa a procrear para ceder esta prole a los padres, es decir representaría la negativa a convertirse en madre en cautividad. Y por otro lado evidencia, en un plano psíquico, una proyección masculina que trasluce el miedo a no ser querido por la madre.



     A partir de esta narración, a Lilith se le ha considerado la reina de los súcubos (demonios femeninos), por alinearse en el bando enemigo de Dios al marcharse del Paraíso. Y de ahí se ha pasado a suponerla una perversa ninfómana, que seduce a los hombres con maestría para estrangularlos después. Algunas tradiciones cuentan, que entre el cabello de Lilith se encuentran, enredados, los corazones de los jóvenes que sucumbieron a su hechizo

     Otras referencias mitológicas afines a Lilith se pueden encontrar en la Brunilda de los Nibelungos, o en la diablesa babilonia Lilu. La misma Reina de Saba de Salomón es un trasunto de Lilith. Etimológicamente viene del hebreo layil, (noche), y aparece representada como un demonio nocturno peludo o como una mujer de cabellos muy largos.

     Las variaciones del mito llevan a Lilith a convertirse en seductora de los propios hijos de Adán y Eva (abordando a Caín con palabras de consuelo y reposo tras la muerte de Abel), o a asimilarla con la propia serpiente del Paraíso dando cuerpo de serpiente mientras Satán daba cara humana y la voz que sedujo a Eva (como en los frescos de Miguel Ángel de la Capilla Sixtina).

     Un relato de Primo Levi nos recuerda que Lilith es la amante del mismo Dios creador, y que vive en el Mar Rojo comandando una corte de demonios. Y otra tradición afirma que Samael, luego Satán, el ángel caído, se convierte en pareja de Lilith, e incluso que juntos seducen a Eva para que engendre a Caín.


                                                          

La figura y leyenda de Lilit y sobre todo su rebelión hacia Adán ha llevado a algunas feministas (feminismo radical, feminismo anarquista, etc.) a convertirla en símbolo de la liberación sexual y de la lucha contra el patriarcado.

Por su naturaleza nocturna, algunos han querido ver en ella a la primera vampiresa, por lo que constituye un icono de la subcultura gótica, que exalta su belleza inquietante y siniestra.

Fuentes: wikipedia; www.ciudaddemujeres.com, Hipatia un espacio para la igualdad

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