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martes, 10 de septiembre de 2013

EL COMPLEJO DE FULANA




Seguramente alguna vez has estado muy cerca de tener una relación erótica con otra persona pero esta nunca llegó a suceder. Ambos os deseabais, estabais muy excitados y queríais estar juntos. Pero de golpe todo se estropeó. Una de las dos personas (normalmente la femenina) frenó en seco y buscando cualquier excusa se marchó.



Existen muchos motivos por los que una persona opta por este comportamiento, pero aquí voy a centrarme en uno: El complejo de fulana. Es esta una actitud muy femenina cuyo origen está en la ideología patriarcal que aún domina nuestra sociedad.

Las personas dedicadas al estudio no convencional de las relaciones heterosexuales, también conocidas como ligue entre heteros, hablan ya hace tiempo del “factor fulana”. Según lo define Mario Luna en su libro “Sex Crac” el factor fulana es la programación biológica y social responsable de generar en las mujeres emociones negativas cada vez que son percibidas como promiscuas o poco selectivas 1.

Él y otros autores lo consideran un obstáculo en el camino hacia la cama de una determinada chica y describen diferentes estrategias para superarlo desde el punto de vista masculino. Es natural, escriben libros de seducción para hombres.

Pero este comportamiento no es sólo un obstáculo para quienes quieren tener sexo con mujeres más o menos atractivas. Para mí es un verdadero problema para las relaciones entre hombres y mujeres.

En el psicoanálisisse define complejo como el conjunto estructurado de representaciones e impulsos parcial o totalmente inconscientes y cargados de afectividad ¿Es el factor fulana un complejo?

Dejando aparte mi poca fe en el psicoanálisis esta definición de complejo me parece útil para mi propósito didáctico. Vayamos por partes.

¿Es un conjunto de representaciones e impulsos?

Sin duda lo es. Hay muchas representaciones colocadas por la educación para conseguir este comportamiento femenino. Estas son algunas de ellas:

1. La chica fácil: Una mujer que se precie debe oponer resistencia pasiva. De lo contrario será despreciada por demasiado fácil. Por eso aunque te guste un chico mucho, pero mucho, debes ponérselo difícil. “Que se lo curre” es la expresión moderna de “no soy una cualquiera”.

2. La prostituta: Es una mujer que cobra por servicios sexuales. Aquellas ajenas a la profesión son calificadas como tales tanto si cobran como sino.

3. La calientabraguetas: Chica de apariencia fácil que en un momento determinado no accede a las exigencias de un varón. El varón tiene derecho a reprocharle su actitud y muchas veces el resto de la sociedad lo apoya. Actúa como inhibidor, evitando ciertos comportamientos amables o festivos, pero otras como un acelerador. La chica no lo tiene claro pero accede para que no la llamen calientabraguetas.

4. La buscona: Esta es, en este momento, la representación más despreciada. Sí, por encima de la prostituta. Una buscona es aquella chica capaz de superar su complejo de fulana y proponer un encuentro erótico a un varón. Es la actitud más transgresora porque coloca a la mujer en condiciones de igualdad.

En cuanto a los impulsos, seguro los has experimentado o 
los has visto experimentar en la otra persona. Son esas ganas de dejarlo todo justo cuando estás a punto de enzarzarte en un juego erótico, un impulso (y esto enlaza con la segunda parte de la definición) inconsciente, que va más allá de tu voluntad y de tu razón.

¿Son un conjunto estructurado?


Me temo que sí. Y se estructuran en torno a este principio moral:

Una mujer, por su condición, no puede desear tener relaciones eróticas simplemente para disfrutar. Su erotismo debe ser siempre dirigido a la formación de familias y, como consecuencia, a engendrar y cuidar niños. El varón, por su parte, sí tiene derecho a tener ese tipo de relaciones eróticas.

Si una mujer fuera a tener relaciones no orientadas a la reproducción estas serían siempre como servicio a un varón (o conjunto de varones) en situación de inferioridad y con el consecuente escarnio social.

¿Son las representaciones y los impulsos conscientes o inconscientes?

Aquí me gustaría distinguir entre aquellas chicas creyentes en un sistema de valores donde la familia y el matrimonio son pieza central. Esas chicas pueden o no tener dicho complejo pero en cualquier caso no importa porque se rigen por una norma moral, con la que podemos o no estar de acuerdo, pero consciente y libre.

El problema se da en aquellas, la mayoría me temo, que se comportan así sin seguir o incluso estando en contra de la ideología dominante. Es aquí cuando se manifiesta la parte inconsciente del complejo. Es cuando una chica le dice a otra: “Todo iba muy bien pero de golpe me enfrié” Y no sabe explicar por qué. Esta es la parte inconsciente del complejo.

¿Está cargado de afectividad?

Sin duda. Las mujeres lo expresan de formas muy diversas: “Me sentí utilizada”, “Soy más que un cuerpo”, “era todo muy frío” y la más frecuente: “No me llena”.

Es curioso que una circunstancia tan poco trascendente como pasar un rato jugando con un compañero pueda generar tal cantidad de reproches.

Para una mujer moderna, de ideas alejadas de las religiosas e incluso feminista todos estos sentimientos deberían estar superados, pero no lo están.

Y no lo están porque el complejo se instala en el cerebro desde pequeñas y continúa influyendo incluso a edades muy avanzadas.

El complejo de fulana es un impedimento para el inicio de las relaciones tanto esporádicas como duraderas.




En los años cincuenta servía para adivina intenciones. Todas las mujeres actuaban de forma similar y así distinguían entre “Don Juanes” y futuros “padres de familia”. Si una chica se dejaba demasiado rápido era usada y despreciada, si resistía lo suficiente conseguía su deseada familia.

Ahora no ocurre así. Si una relación no evoluciona hacia la cama en, digamos, unas semanas tiene muchas posibilidades de no llegar a ningún sitio. Es una gran contradicción pero existe. Por un lado se quiere introducir el juego erótico desde el primer momento y por la otra se actúa inconscientemente contra eso.

Pero además el complejo de fulana tiene otra vertiente. Despierta un interés desmesurado por convertir cualquier relación esporádica en duradera. Actúa con el siguiente mecanismo mental: Vale, al final me he acostado con él. Pero yo no soy una guarra. Ergo estoy enamorada. Atención, es también un proceso inconsciente.

Esta es la principal explicación de esas parejas absolutamente impresentables que un día aparecen al lado de una mujer maravillosa y un@ no acierta a entender. Seguramente se gestaron en una noche loca, cuando la interesada superó sus barreras emocionales pero quedó atrapada por ellas. Al beneficiario le ha tocado la lotería y lo sabe, por eso considera un chollo la situación y se aprovecha tanto como puede.

Aquí el complejo de fulana actúa como el rastrillo de la puerta de una muralla. Una vez tirada la puerta abajo y tras entrar parte de la tropa cae y atrapa a los asaltantes entre dos rejas de hierro.

Este segundo aspecto del Complejo de Fulana es mucho peor. Porque de no tener un intercambio erótico nadie se ha muerto, pero mantener una relación tragando todo lo tragable simplemente porque al principio una se ha sentido “enamorada” con efecto retroactivo, puede ser una tragedia.

Tanto si eres una mujer como si eres un varón, el complejo de fulana va estar ahí fastidiando. Es mejor aceptarlo y desarrollar estrategias para controlarlo, y si es posible superarlo. Pero el problema debe enfocarse de forma diferente en función del sexo:

Para mujeres:

Si en tu juventud más temprana era algo molesto, ahora puede tener una influencia dramática. Porque ahora tienes responsabilidades, ocupaciones y muy poco tiempo para el flirteo. 

Ahora no se lo pueden currar como cuando tenías veinte años. No pueden por falta de tiempo y muchas veces simplemente de ganas. Puedes estar meses e incluso años pensando que buscas una relación seria cuando lo que estás haciendo es perder oportunidades.

Es difícil, a veces muy difícil, pero debes luchar contra ese impulso. Por una razón básica y fundamental: Tienes derecho a disfrutar de tu cuerpo con o sin pareja. Y este complejo te impide que lo hagas con libertad.

Pero también por una razón práctica. Cada vez que decides “perder” la oportunidad de tener un encuentro erótico muy deseado, tu cerebro lo tiene en cuenta. Es una experiencia desagradable y no quiere volver a repetirla. Si pasa otra y otra vez al final intentará hacerte malas pasadas.

Cuando más tiempo pasas sin relaciones eróticas con personas que te resultaron muy atractivas, más ansiosa estarás por tenerlas. Siempre de forma inconsciente. Y esa ansiedad se va traduciendo en un descenso de tu capacidad de seleccionar. Al final, pasado algún tiempo, correrás el riesgo de terminar en la cama no con un príncipe sino con un sapo. Un sapo que no se convierte en príncipe por mucho que lo beses.

Para varones:

No creas que el “complejo de fulana” es algo de la incumbencia únicamente de las mujeres. Si realmente quieres tener una relación, esporádica o duradera, con una mujer deberás tenerlo muy presente.

Aunque los medios de comunicación digan lo contrario, en determinadas situaciones ese complejo se impone a la mente racional de la mujer de forma casi inapelable. Con desconocidas – y a veces con conocidas – es importante no hacer según qué cosas. Como por ejemplo:

- Besarla en público nada más conocerlas. Tampoco es bueno hacerlo delante de sus amistades antes de hacer pública vuestra relación. Eso la puede hacer sentir mal, sobre todo si ya ha habido algún espectáculo de este tipo antes. Por supuesto delante de los hijos nunca. Hasta que vuestra relación sea muy, pero que muy oficial.

- Proponer sexo de forma demasiado clara. Aunque te vas a relacionar con mujeres experimentadas, con dos o tres relaciones a la espalda, no te fíes. Si no ha trabajado esa parte de su piscología es muy probable que el complejo actúe contra la interacción. Es mejor siempre organizar una coartada, algo que le permita decirse a si misma que las cosas pasaron de forma inesperada. Ella, en el fondo sabe que no es así, no es tonta, pero eso le permitirá tener su conciencia tranquila.

- Reaccionar de forma airada ante sus parones y sus arrepentimientos. Muchos hombres lo interpretan como una demostración de carácter inmaduro o como un intento de interpretación. Pero no lo es, es el complejo de fulana que anda tocando las narices.

Hay muchas estrategias útiles a la hora de enfrentarse a este problema desde el punto de vista masculino. Con decir “las mujeres no saben lo que quieren” no es suficiente. Ayúdala a superarlo sobre todo cargando con gran parte de la responsabilidad durante los primeros encuentros y haciendo que todo sea casual, aunque esté muy preparado. 

Hay muchas estrategias diseñadas y probadas en varios libros dedicados a la seducción. En los libros de seducción se muestran algunas de estas estrategias.

Por último me gustaría aclarar que “el complejo de fulana” no es algo natural. No es, como dice la Sociobiología folletinesca, algo diseñado por la Evolución para inducir a las hembras a ser selectivas y elegir un hombre que las proteja y proteja a sus hijos.

Primero porque según todos los indicios en el Paleolítico existía una monogamia a largo plazo pero imperfecta con reparto horizontal de papeles. Horizontal quiere decir que ningún sexo estaba por encima del otro. Y monogamia imperfecta significa que se formaban parejas con perspectiva de durar mucho pero tanto el varón como la mujer tenían sus aventuras fuera de esta.

Durante este periodo los hombres no relacionaban las relaciones eróticas con la reproducción. Follaban porque les gustaba y pensaban que las mujeres se quedaban embarazadas porque eran mágicas. Por eso había diosas en lugar de dioses.

Fue hacia el 10.000 AC con la llegada de la Agricultura cuando los varones descubrieron la relación entre follar y tener hijos cuando se instauró el Patriarcado. Entonces, para evitar la cría de hijos no propios, los varones empezaron a reprimir la sexualidad femenina. Se empezó a perseguir el adulterio (sólo el femenino) y se estableció la clasificación de las mujeres en función de la propiedad ejercida por los hombres:

- Monja. Propiedad de Dios.

- Esposa. Propiedad del marido.

- Prostituta. Propiedad de todos.

Puedes pensar que esto ya está superado si quieres. Pero te engañas. Aunque tocado el sistema patriarcal está vivito y coleando. Y a veces sus coletazos hacen mucho daño.

PD: Cuando calificas a una mujer de “puta” o “zorra” por haber sido más hábil que tú o por haber superado su complejo y actuar libremente, te tiras piedras contra tu propio tejado. Si eres mujer porque refuerzas tu propio complejo al darle la razón sin darte cuenta y si eres varón por la misma razón. Es pan para hoy (desahogo momentáneo) y hambre para mañana.

1. Luna, Mario. Sex Crac. Espasa Calpe. 2010


Adendum.

Cuando releí el post sobre el “Complejo de fulana” se me pasó por alto una reflexión tremendamente importante.

Si eres un varón y te interesan las personas de sexo contrario te vas a encontrar con una mujer seguramente maltratada por un engaño mayúsculo. Al finalizar la transición, hacia mediados de los años ochenta, se les explicó a las mujeres una gran mentira. Como habían conseguido la equiparación en derechos a los hombres ya todo estaba logrado.

Con gran entusiasmo fueron impulsadas a “liberarse” y a “realizarse profesionalmente”. Ellas respondieron a la llamada y lo hicieron bien, muy bien. Pero fue como esas cargas de infantería a bayoneta calada de la Primera Guerra Mundial. El estado que debía haberlas cubierto con su fuego artillero, no lo hizo. Y al otro lado de la tierra de nadie estaban las ametralladoras del patriarcado para segarles los pies.

En otros países de Europa se había conseguido un gran progreso en la igualdad real, sobre todo en los escandinavos. Eso se debía fundamentalmente a la existencia de un Estado del Bienestar que contribuía a superar las desigualdades por razón de sexo.

En España (y creo que también en América Latina) el Estado de Bienestar siempre fue escuálido y para nada preocupado por las necesidades femeninas.

Por eso muchas se encontraron atrapadas en la misma trampa que las obreras de principios del sigo XX (para muchas sus abuelas): La doble jornada. Trabaja en tu profesión (siempre mucho más que un hombre para conseguir mucho menos) y después en casa.

La calidad y cantidad de servicios del Norte de Europa, ofrece a las mujeres no depender en absoluto de un hombre. En España la situación es inversa. En España necesitaron y necesitan de un hombre para criar a sus hijos. Sea este el padre o el abuelo. Pero solas, simplemente no pueden. Heroicas excepciones a parte.

Las hermanas menores y las hijas de estas pioneras aprendieron la lección al verlas volver a la trinchera heridas y llenas de barro. “A mí no me va a pasar eso” se dijeron e impulsadas por el castigo recibido por la generación anterior decidieron adoptar los valores machistas de toda la vida y han extremado su feminidad, por ejemplo calzando taconazos de doce centímetros.

Es muy probable que te encuentres con una mujer frustrada porque su vida no ha sido como ella quería, y se merecía. Que ha aceptado unos valores que no quería aceptar cuando tenía 18 años porque no le ha quedado otro remedio. Es también muy probable que su ex haya encontrado novia o esposa más joven y sumisa. Y ella, además cargue con la custodia de sus hijos.

Aquella jovencita del Bikini * (del antiguo) entusiasmada por cambiar la sociedad y experimentar con su cuerpo ha recibido desprecio social y sobrecarga de trabajo. Es normal que no se fíe.

Su complejo de fulana se habrá, sin duda, visto reforzado por su experiencia vital y por la presión de dar ejemplo a sus hijos. Por eso debes tú asumir la responsabilidad en el avance, acepta tomar la iniciativa y evita en ella, en la medida de lo posible, ese sentimiento de poco selectiva. Al menos al principio. Seguro que si os veis más veces se abrirá y podréis disfrutar de un erotismo más confiado.

Pero sobre todo tres recomendaciones:
No tomes un comportamiento contradictorio como un síntoma de demencia ni de mala fe, al menos a priori. Observa y evalúa, puedes estar experimentando los efectos del complejo de fulana. De hecho esa es la manifestación más frecuente. Intenta no reaccionar de forma impulsiva, piensa como actuar. Hay maneras de capear el temporal que pueden dar buenos resultados. En Sex Crack de Mario Luna y en Seductor de Egoland puedes encontrar consejos muy útiles.
Intenta tomarte los rechazos como provisionales. Muchas veces son necesarios para “pasar el expediente”. La postura más inteligente es reaccionar de forma calmada y respetuosa, con elegancia pero sin dejar de sancionar actitudes soberbias o insultantes. Si las ha habido, claro.
Si por casualidad ella toma la iniciativa, por favor, intenta no reaccionar con miedo o sorpresa. Está haciendo un esfuerzo muy grande y se merece una oportunidad. Si no te gusta intenta no herir, no vengarte de las muchas que te han rechazado. Se delicado porque un rechazo por parte del varón, una mujer lo vive con diez veces más intensidad que tú.

Si te gusta, síguele el rollo, piensa que es un regalo y acéptalo. Porque vale su peso en oro.

* Sala de fiestas de Barcelona.

1. Luna, Mario. Sex Crac. Espasa Calpe. 2010

2. Tejedor, Luís. Seductor. Psicologia Heterosocial.

Texto extraído de: oticiasyocio.es/sexologia

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