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domingo, 8 de diciembre de 2013

EL "PROBLEMA" DE LA BELLEZA REAL





by Maria M. 

Todas somos mujeres reales y los ideales, sean los que sean, siempre son perjudiciales.


La industria de la belleza nos trata como Regina George a Cady Heron.

“Lo más importante es que la identidad de las mujeres debe apoyarse en la premisa de nuestra belleza, de modo que nos mantendremos siempre vulnerables a la aprobación ajena, dejando expuesto a la intemperie ese órgano vital tan sensible que es el amor propio”.

”Una economía que depende de la esclavitud necesita promover la imagen de la esclava para justificarse a sí misma”.

Naomi Wolf,El mito de la belleza.


En 2004 Dove puso de moda la “belleza real”, llevando a cabo una campaña de marketing, que continúa en la actualidad, cuyo propósito es, al menos en teoría, celebrar la belleza natural, haciendo que las mujeres se sientan más cómodas consigo mismas. Sin embargo, resulta complicado creerse sus buenas intenciones: la crítica más obvia es que la compañía matriz de Dove es Unilever, compañía a la que también pertenecen Axe yLynx, famosas ambas por sus anuncios de marcado contenido sexista. Además, Unilever también produce unproducto para aclarar la piel y barritas para adelgazar. Después de saber todo esto resulta complicado creerse que a Dove le pueda interesar nuestra autoestima para algo más que para aumentar sus beneficios.


Las acciones publicitarias que componen la susodicha campaña de Dove tampoco están exentas de crítica. Aunque hay que reconocer sus esfuerzos por tratar de hacer algo diferente en la industria, lo cierto es que esa reivindicación de la belleza natural resulta en la práctica bastante limitada. La reciente campaña “Dove Real Beauty Sketches”, que se convirtió en viral en muy poco tiempo, muestra a una serie de mujeres (que son en su mayoría jóvenes, blancas y delgadas) describiéndose físicamente a un artista forense que las va dibujando sin verlas. Después son otros los que las describen, y finalmente ellas pueden ver los dos retratos, y las diferencias entre estos, dándose cuenta de lo críticas que son con su apariencia. Además de la escasa diversidad que muestra el anuncio, este califica ciertos rasgos como menos deseables, pues todos los retratos en los que se da por hecho que las mujeres resultan más atractivas las muestran más jóvenes y delgadas de lo que ellas se han descrito. El vídeo termina haciendo referencia al fuerte impacto que tiene la belleza en todos los ámbitos, sin cuestionarse ni una sola vez si esto debería ser así, e insinuando que la culpa de que las mujeres nos juzguemos con tanta dureza es nuestra, y no de una cultura que nos asfixia con ideales imposibles. El caso es que Dove nos dice que somos más guapas de lo que creemos, así que ya podemos darnos con un canto en los dientes e ir a comprar unas cuantas cremas para agradecérselo.


Hay muchas más críticas que se pueden hacer a las campañas de Dove, pero lo cierto es que la compañía no es la única que promueve la idea de la “belleza real”. Hace un tiempo se hizo famoso un meme en el que se compara una imagen de Marilyn Monroe con la de una modelo de Victoria’s Secret, y en la que se puede leer “Que le den a la sociedad. Esto es más atractivo que esto”. Alabamos la idea de que las mujeres con curvas son más reales que las que no las tienen, sin darnos cuenta de que lo que estamos haciendo no es más que sustituir un ideal por otro. Sin darnos cuenta de que el problema reside en la existencia de un ideal, sea este el que sea.


Y la industria de la moda tiene también, cómo no, su parte de culpa. Se nos vende a las modelos de tallas grandes como la solución al problema. Por fin las “mujeres reales” pueden verse representadas en las pasarelas y en las editoriales de moda. Pero la realidad es muy distinta. La modelo de tallas grandes Robyn Lawley decía en una de sus entrevistas: “Yo tengo una talla normal. Me gustaría que todas pudiésemos ser conocidas como modelos, en vez de como modelos de tallas grandes. Son las modelos delgadas las que deberían ser conocidas como tallas pequeñas”. Pero lo cierto es que Lawley, con su 1’88 de estatura, tiene poco que ver físicamente con la mujer media. La realidad es que la diversidad existente entre las modelos de tallas grandes es tan limitada como entre las de tallas “normales”.


Quizás en vez de empeñarnos en que una industria a la que solo le importamos para hacer dinero valide nuestros cuerpos a base de cosificarlos en sus campañas publicitarias deberíamos empezar a cuestionarnos el valor que se le da a la belleza en sí. ¿Por qué debería importarnos la opinión de compañías cuyo éxito se basa en que nos sintamos inseguras en nuestra propia piel? Compañías que basan su modelo de negocio en que creamos que nuestros cuerpos están llenos de defectos de los que ellas nos pueden librar, y que buscan mantenernos en un perpetuo estado de lucha contra estos. Que nos dicen una y otra vez que nuestra única función es la de resultar atractivas y deseables ante los ojos ajenos. Nos sentimos inseguras porque nos quieren inseguras. Y mientras sigamos aceptando la mentira de que nuestro valor reside en nuestra belleza lo seguiremos estando.



TEXTO EXTRAÍDO DE: proyecto-kahlo.com

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