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jueves, 18 de diciembre de 2014

¿CÓMO HABLO DE MASTURBACIÓN CON MI HIJX?, EN ESTO CONSISTE LA CRIANZA CON UNA VISIÓN POSITIVA SOBRE EL SEXO






Volvió a ocurrir. Estaba sentada en la mesa con mis hijas y me di cuenta de que la niña se estaba hurgando debajo de la falda.
"No jugamos con la vulva en la mesa. Ve a lavarte las manos y termina de cenar",



la regañé. Ella asintió, corrió a lavarse las manos y acabó con su cena.
Lxs niñxs pequeñxs se tocan. Mucho. Les resulta fascinante. Cuando eres niñx, no tienes sentido de la vergüenza, del asco, ni del miedo a tu cuerpo. Tu cuerpo es lo que es. Hace lo que hace. Y todo lo que hace es sorprendente, porque no eres lo suficientemente mayor para sentir dolor lumbar. No es sexual... es un hecho.


La primera vez que pillé a mi hija jugando con sus genitales, no le dije absolutamente nada. Por un momento, me sentí paralizada por la indecisión. Estaba convencida de que no quería gritarle "¡no!" ni "¡para!". ¿De qué podía servirle si la regañaba? Obviamente, la situación era violenta y me sentía incómoda al ver a mi hija haciendo eso en el suelo del salón, pero ¿acaso tenía que enseñarle a temer o a ignorar su propia vagina?


Estuve pensándolo dos días sin parar, y al poco tiempo me dio una segunda oportunidad para reaccionar.
"Cariño, no se juega con la vulva en el salón", le dije. Lo cual sonó ridículo y extraño, pero verdadero, sin duda. "No pasa nada por tocarte la vulva, pero es algo privado y las personas tienen privacidad. Los únicos lugares en los que puedes tocarte la vulva son el baño y el dormitorio. Si quieres jugar con tu vulva, por favor, hazlo en tu cuarto".
Ella sonrió y lo hizo, sin preguntar nada, porque lo de asociar una actividad a un lugar concreto funciona muy bien con los niños pequeños.
"No se come en el baño y no nos tocamos la vulva en el salón" se convirtió en el nuevo mantra. Y al final, pasó a ser: "No nos tocamos la vulva en la mesa".
Se puede decir que tengo una visión positiva acerca de la sexualidad. Esto no significa que le cuente a mis hijas de 4 años lo espectacular que es el sexo. Simplemente, no hago que pare
zca algo que no es.

Como madres y padres, mentimos todo el tiempo. Desde el Ratoncito Pérez y los Reyes Magos, hasta lo que pueden durar 10 minutos, pasando por si nos acordamos o no de que querían volver a cenar queso frito... Mentimos mucho. Sobre el sexo, sin embargo, no miento.
No quiero que crezcan avergonzadas por su cuerpo o confundidas sobre su funcionamiento. No les cuento nada de cigüeñas, sino que hago el esfuerzo de ser sincera sobre la reproducción humana. Y sobre todo lo que implica.



He hablado con muchas madres sobre la famosa charla. No creo que mis hijas y yo tengamos esa conversación en particular, porque ellas ya lo saben. Hablamos sobre el tema a menudo; lxs niñxs se obsesionan con facilidad. Leemos libros explicativos que cubren todos los aspectos. Podemos hablar sobre abortos y cesáreas, porque también forman parte de la historia de los nacimientos, y podemos hablar de que mamá y papá se siguen acostando. Cuando sean más mayores, empezaremos a hablar sobre los anticonceptivos.
Mentir a tus hijxs sobre el sexo no ayuda a nadie. Contarles que el sexo "sólo ocurre entre mamás y papás" es una mentira que lleva a la confusión de los adolescentes con las hormonas revueltas. Contarles que el sexo "sólo es algo que ocurre entre personas que se quieren mucho" es una mentira que hace que esos adolescentes con las hormonas revueltas confundan amor con ganas y obsesión. Conlleva al falso silogismo: "Si me acuesto con esta persona, debe ser que estamos enamoradxs". O peor aún: "Si estoy enamoradx de tal persona, tengo que debo tener relaciones sexuales con él o con ella". ¿Cuántas tragedias de adolescentes empiezan con esta idea equivocada?
Lo cierto es que a (casi) todos los seres humanos nos gusta el sexo. Está bien. Así debe ser, pues, si no lo fuera, sería el fin de la raza humana. Lo cierto es que el sexo no es algo especial o mágico sólo porque sea sexo. Lo cierto es que puedes tener sexo espectacular con desconocidos y ni siquiera conocer su nombre. Lo cierto es que, sólo porque puedas, no significa que necesariamente debas hacerlo.
En esto consiste la crianza con una visión positiva acerca de la sexualidad. No contar mentiras sobre el sexo a mis hijas para que eviten comportamientos que no considero saludables. Consiste en contarles la verdad, la verdad por completo, y dejar que experimenten por sí mismas para que puedan tomar decisiones correctas.


Consiste en contarles que el sexo es bueno, pero que puede ser peligroso si no tienes cuidado. Es enseñarles que aunque el sexo sienta bien, pueden aprender también a sentirse bien por sí mismas (pero no en la mesa de la cocina). Es explicarles que el sexo combinado con amor es el mejor tipo de sexo, el trascendente, que crece del amor y crea una intimidad casi imposible de encontrar en otro lugar; que el sexo no siempre es así, aunque sea con una persona a la que amas. Que el sexo puede acabar en embarazo, aunque sea con protección, así que te comprometes a asumir las consecuencias.
Consiste en contarles que no son malas ni pecaminosas por experimentar sentimientos sexuales. Ni por acostarse con alguien. Se trata de enseñarles que el sexo pasa, independientemente de si la gente toma buenas o malas decisiones. Consiste en darles las herramientas para garantizar que cuando estén preparadas, sean inteligentes, precavidas y conscientes.


Hay muchas comparaciones en una escala de grises en lo que a la educación sexual se refiere. Algunas personas piensan que una vez que los niños llegan a la pubertad, si no tienen mucho miedo al sexo, practicarán todo lo que puedan y cuantas veces puedan. Hay mucha educación sexual basada en la abstinencia, que consiste en advertir a los niños que EL SEXO DA MIEDO, QUE NO LO HAGAN, aunque parece que se trata del programa con menos éxito que nunca nadie haya inventado.
Explicar a lxs niñxs la verdad sobre el sexo no consiste en darles permiso para que lo hagan (y esta es la parte más importante), porque cuando llegue el momento adecuado, nadie tendrá derecho, aparte de ellos mismos, a impedírselo. Esto es lo que trato de recordar cuando les digo cosas como: "No nos tocamos la vulva en la mesa". El sexo es algo que SÓLO ocurre cuando las dos personas QUIEREN que ocurra. Esto significa que las únicas personas del mundo entero con potestad para hablar sobre si mis hijas tendrán relaciones sexuales o no son mis propias hijas. No les voy a decir si deben o no tener sexo, pero tampoco les voy a decir que no pueden. Son ellas las responsables. Su cuerpo, su decisión. No quiero ser la que siente un precedente para que otra persona llegue a decirles qué hacer con su cuerpo, especialmente en lo que a su sexualidad se refiere. No quiero ser la puerta de entrada para que llegue un novio manipulador y maltratador en potencia. Así que pongo límites. Lugares apropiados. Higiene. Enseño a mis hijas que pueden tocar su cuerpo sin pedir permiso. Cuando empiezo a picarlas y me dicen "para", yo me paro.
Y cuando hablamos sobre alguna amiga embarazada, hablamos sobre úteros y esperma y óvulos.
La mayoría de las veces, no resulta incómodo. La mayoría de las veces, verifico la información y la conversación dura 15 segundos. Algún día, la conversación se pondrá bastante más fea. Algún día, tendremos que hablar sobre la violación, el consentimiento explícito y entusiasta, y la anticoncepción. Algún día, tendremos que hablar sobre masturbación saludable y pornografía y expectativas realistas sobre el sexo y las parejas sexuales, y sobre la imagen corporal y la falta de vergüenza de nuestro cuerpo. Estas conversaciones no van a ser tan breves ni tan directas. Pero estoy preparada. Cuando llegue el día, voy a estar lista. Porque ya he realizado el trabajo preliminar.
"No nos tocamos la vulva en la mesa". Es absurdo, pero todas las piezas son importantes. Es una pequeña lección sobre la seguridad y el consentimiento y la propiedad social. No creo que sea capaz de decir seriamente: "La virginidad no se pierde en el asiento de atrás de un coche después de una fiesta de fin de curso", sino más bien: "Para tener relaciones sexuales hay que pensárselo muy bien antes y, ante todo, si estáis decididas, hay que hacerlo con cuidado y protección, con total seguridad en la madurez de la pareja y en nuestra capacidad de asumir las repercusiones si contraemos una enfermedad o nos quedamos embarazadas".


Es la verdad.
Me gusta pensar que cuando llegue el momento, yo seré parte de esas afirmaciones y consejos. Si soy capaz de decir a mis hijas que "debemos" tener cuidado, ellas sabrás que, a pesar de lo que suceda, sigo estando de su lado. Que estaré para apoyarlas. Aunque cometamos errores, seguiré a su lado para ayudarlas a que vuelvan a hacer bien las cosas.
Este texto se publicó originalmente en Becoming SuperMommy.
Traducción de Marina Velasco Serrano
¿Cómo hablo de masturbación con mi hijx?
Es una pregunta interesante porque de ello dependerá lo que venga después. Seguramente nos hayamos cansado de oír aquello de “la sexualidad no se enseña, es algo natural”, “cada quien que aprenda por su cuenta”… Pero es curioso que se evite hablar de algo tan natural, ¿no os parece? La sexualidad es un proceso de aprendizaje que nos acompaña durante toda la vida, así que qué mejor que empezar con una buena base desde el principio. ¿Recuerdas qué educación sexual recibiste en tu infancia? ¿Te pareció suficiente? ¿Cómo te gustaría que hubiese sido?


En este caso has actuado bien explicándole que es una práctica que en esta sociedad se hace en privado, y no estaría de más acompañarlo de las siguientes sugerencias:
Naturalidad. La primera idea que suele venir a la cabeza cuando hablamos de tener una charla de sexualidad con las hijas/os es una seriedad extrema en la que nos sentamos en una mesa para hablar de ese tema tan importante. Como si el mundo se parase. Y cuando se le da tanta importancia a algo, pueden surgir los miedos. ¿Por qué no hacerlo de manera natural? Tomaos un tiempo para hablar con calma, sin ser necesario parar el mundo. Tal vez el momento idóneo es un paseo por el campo, una comida, al ver alguna imagen en una película, con algún libro (podrás encontrar bibliografía al final del artículo), etc. En definitiva, lo que cada cual considere una situación natural.
Una vez encontrado el ambiente idóneo, explora desde la curiosidad de la que aún no tiene mitos en la cabeza. Tal vez observar la sexualidad desde su mirada te descubra nuevas cosas. Es más, explicar la sexualidad es la oportunidad ideal para replantearnos la visión que tenemos de la misma y si es esa la que nos gustaría transmitir. ¡Tal vez descubras cosas de ti que aún no sabías!
Preguntar. Hay gente que se bloquea a la hora de explicar qué es la sexualidad porque lo asocian a tener que proporcionar información que tal vez no se sientan seguras manejando. Lo ideal es comenzar preguntando qué sabe el niño o la niña para poder ajustar la conversación a su edad. Saber de dónde partimos y así poder tener una conversación y no una ponencia sobre sexualidad; siendo conscientes de que la idea adulta de sexualidad (bastante castrada, todo hay que decirlo) no es la misma que la que se tiene en la infancia. De ahí que sea esencial una comunicación bidireccional. ¡Y sobre todo que no se quede en sólo una conversación! La sexualidad es un proceso de aprendizaje, tanto para él como para ti.
Reconocer. Si sientes vergüenza, dilo. Al hablar con niñas y niños desde nuestro mundo adulto creemos que tenemos que contar todo desde la sabiduría, pero hay personas a las que la sexualidad les incomoda. Reconoce que te da vergüenza, pero no como excusa para no hablar de ello, sino como una oportunidad de crecimiento afrontando el tema. Si hay algo que no sabes, propón investigarlo conjuntamente.
Explicar. Con respecto a la masturbación, es muy sano que exploren su cuerpo para conocerlo. Lo hacen desde edades tempranas, puesto que la mentalidad infantil va en la línea de: “Si algo me da gustito, lo hago”. Según crecemos vamos castrando este pensamiento hasta el de: “¡A ver si voy a disfrutar demasiado!”. Tu papel aquí es naturalizar el placer. Contarle que es algo muy natural; es como cuando se tiene hambre, no puedes evitar tenerlo, aunque no siempre se pueda comer. De hecho, si comes con ansia es probable que no lo disfrutes tanto como si te preparas aquello que más te apetece y te lo comes a tu ritmo para disfrutarlo plenamente. No es lo mismo masturbarse disimuladamente que darte un homenaje en toda regla. Pregúntale qué hace cuando tiene hambre y después puedes hacer el paralelismo con la masturbación, él entenderá mejor que es algo natural… tan natural como comer. Indicar que es un comportamiento privado no es castrar el placer, sino posponerlo para un momento más adecuado.
Nombrarse. Es importante que aprendan a nombrar sus genitales, reconocerlos y saber de qué están formados: el pene, los testículos, el clítoris, los labios externos e internos, la vagina, el meato urinario, el perineo y el ano. Esta información les ayudará a conocer más su cuerpo y poder disfrutarlo desde el conocimiento.
El placer: ¡que no se nos olvide el placer! Si una persona aprende a valorar su placer como un todo y no sólo como una explosión momentánea, valorará más su propia seguridad. Se hará más responsable de hacer todo aquello que le proporcione placer sin exponerse a riesgos innecesarios. Así pues, evita centrarte en los riesgos. De lo contrario, partimos de la base de que la sexualidad sólo son relaciones coitales, cuando en realidad la sexualidad es mucho más: desde cómo expresamos nuestro afecto hasta el autocuidado. Gracias a nuestro cuerpo podemos estar hoy aquí; por tanto, si aprendemos a valorarlo y reconocerlo como nuestro, nos será más fácil cuidarlo y disfrutarlo.
Responsabilizarse. La creencia de que no puede evitarlo va de la mano de la creencia de que los impulsos sexuales son algo animal que no se pueden evitar, siendo por tanto incontrolables. Cuidado con este punto, sobre todo en el caso de los niños, porque se evade la responsabilidad sobre los mismos y hay gente que piensa que esos impulsos son algo que te ataca y por tanto no se pueden gestionar. Lo que tiene el ser humano es que es un ser racional y como racional puede gestionarlos. De no ser así, hay terapias en las que se puede trabajar esa sensación de descontrol. Se puede tener el impulso, pero qué hacer con él es responsabilidad de cada quien. Con un buen aprendizaje en este tema se evitarán situaciones futuras en las que un hombre agrede a una mujer y alega: “No pude evitarlo”
Así pues, sólo queda aprovechar esta oportunidad para crecer juntos en este tema y no olvidar que la educación sexual en familia existe siempre, incluso cuando no se habla de ella, puesto que la ausencia de la misma ya es educación. Cada quien decide qué tipo de personas adultas quiere que se conviertan sus hijos e hijas.


Para la bibliografía quería agradecer las recomendaciones de Primera Vocal y Librería Mujeres, que muy amablemente dedicaron su tiempo a mostrarme las novedades literarias.

Bibliografía para Madres, Padres y educadoras/es:

“Ni Ogros ni Princesas” Guía para la educación afectivo-sexual en la ESO. Varias Autoras.
La Educación Sexual de la primera infancia. Guía para madres, padres y profesorado de educación infantil”. Graciela Hernández Morales y Concepción Jaramillo Guijarro.
La Educación Sexual para niñas y niños de 6 a 12 años. Guía para madres, padres y profesorado de educación primaria”. Graciela Hernández Morales y Concepción Jaramillo Guijarro.
Sexualidad Humana. Guía para profesionales de educación y de salud.”. Coordinado por Mª Luisa Barrero García.
“Libro blanco de Educación Sexual de la Provincia de Málaga”. Mª del Mar Padrón Morales, Lola Fernández Herrera, Ana Infante García y Ángela Paris Ángel.
“La Educación Sexual de los hijos”. Félix LópezAdolescencia:
“El diario rojo de Carlota”. Gemma Lienas
“El diario rojo de Flanagan”. Andreu Martín
El Placer está en tus manos” FanzineInfancia:
El tesoro de Lilith”, de Carla Trepat.
Mamá, me ha venido la regla”, May Serrano, Julia Serrano y Marta Serrano.
“Mamá puso un huevo”, Babette Cole
“Sexo… ¿Qué es?” Robie H. Harris, Michael EmberleyMónica Quesada Juan, pedagoga especializada en Sexualidad, base de la formación y castración de nuestra personalidad. Parte de analizar la construcción actual del género como limitante de nuestra expansión

Texto extraído de : Pikaramagazine.com

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