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martes, 26 de mayo de 2015

EN SERIO. ¿ESTÁIS BIEN?



Lo pregunto de verdad. A las que no vais a las manis, a las que decís que no sentís la desigualdad, a las que consideráis que no hace falta el feminismo... ¿estáis bien? Porque yo no.

Me da miedo ser un día una de esas europeas de cada tres que va a ser violada o agredida a lo largo de su vida. Me da miedo haberlo sido ya y no haberme dado cuenta. Me da miedo no dejar nunca de tener miedo.

Me asusta no saber qué hacer con la maternidad. Decidirme por ella porque me lo imponen, renunciar a ella porque creo que me la imponen. Hacerlo bien y reproducirme reproduciendo lo que me han enseñado a ser, hacerlo mal porque no sé ni ser lo que me han enseñado a ser.

Me preocupa no saber querer. Me preocupa necesitar que me quieran. Me preocupa olvidarme de todo lo que digo cuando alguien me diga que me quiere, o con tal de que me digan que me quieren.


Me da miedo obedecer. Me da miedo desobedecer.


Me asusta no llegar nunca a ser la mujer que quiero ser. Me asusta más llegar a ser la mujer que quieren que sea. Y veo a mujeres que dicen que no sienten la desigualdad y me gustaría ser como ellas. Y busco a hombres que les gusten las mujeres como yo, y no los encuentro. E intento ser una mujer como las que les gustan y no me gusto. Y me paso la vida en ese intento de querer gustar o gustarme y me veo obedeciendo y desobedeciéndome y me gusto cada vez menos.

En serio, ¿estáis bien? Os lo pregunto a las que váis a las manis, a las que decís que sentís la desigualdad, a las que consideráis que hace falta el feminismo.
¿Qué hacéis con el miedo, con la rabia, con la tristeza, con el cansancio de pelear cada día con un mundo que no está hecho para mujeres como nosotras?

Yo quiero estar bien. Pero para eso necesito un mundo que me deje ser libre. Y que no me obligue a ser valiente u obediente.
Y para eso, os necesito a todas. A las que no estáis bien y a las que creéis que sí.


 Que llenemos la calle de gritos y de risas, de desobediencias pequeñas que, juntas, se hagan grandes. Necesito que reconozcamos que no estamos bien. Necesito que entendamos -y hagamos entender- que, por encima de todo, tenemos un derecho: el derecho a estar bien.

Venga, vamos a la calle. A gritar, a reírnos, a desobeceder.



Texto extraído de: www.faktorialila.com

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